Las mujeres latinas se niegan a sentir, a pedir, a decir que no. Al menos eso dice el 59 por ciento de mujeres encuestadas al azar.. La cifra preocupa a los especialistas, sobre todo porque la mayoría de ellas no está consciente del problema ni de su origen. La anormalidad se transformó en cotidianidad. Ellas sienten que son responsables de su infelicidad en pareja.
Jacqueline Otey A.
«Temo entregarme al placer, porque va a pensar que soy puta… fácil», «¿Cómo voy a sentir placer si no me gusta ni su cuerpo ni su olor?», «El no se preocupa de mí, cuando estoy empezando a sentir, él ya terminó», «Para qué hacerlo, si después todo sigue igual de mal entre nosotros. Es más, tiene otra», «Lo hago porque si no, se enoja».
Dentro de un universo de 10 mil mujeres, el 59 por ciento de mujeres encuestadas se confiesa insatisfecha sexualmente. Lo peor es que se sienten responsables de su infelicidad. Conclusión abrumadora si se considera que la muestra fue hecha al azar. Es decir, constituye una radiografía de la sexualidad femenina de nuestro país.
—La investigación incluyó a mujeres de cualquier edad que consultaron al ginecólogo o matrona, por cualquier razón o motivo. Por ello, creemos que es una muestra bastante representativa de la ciudadanía, ya que no sólo se consideraron consultorios sino también clínicas privadas. No nos interesaba tomar resultados por estrato, porque la sexualidad femenina es una sola —explica Eliana Sepúlveda, doctora responsable del proyecto investigativo de Androsex.
¿Cuándo esta apatía sexual se convierte en problema? Para la especialista, la respuesta se encuentra en respuestas como «Mi marido dice que soy muy fome, pero qué puedo hacer, si siempre me dijeron que era una puta porque me había embarazado. Me casaron con un hombre que no me amaba y yo tampoco a él, y que por eso tendría que pagar. Siempre he creído que el no sentir nada tiene que ver con eso. Sobre todo, porque ni siquiera me gusta».
—Es muy complicado escuchar a miles de mujeres decir que sólo tienen relaciones sexuales por cumplir. Claro que esto tiene mucho que ver con la construcción de lo femenino y masculino en este país. Lamentablemente, lo femenino se ha construido en base a servir dentro de la relación: la mujer quiere cariño y anhela expresar. El hombre es más pragmático. Lo preocupante es que la insatisfacción puede ser una poderosa razón para llegar a la infidelidad o para transformarse en una disfunción patológica. Cuando la mujer empieza a no querer sexo es porque ya no lo pasa bien. Y si aun así accede es para que no la molesten o para que su pareja cambie de carácter —afirma la profesional.
Según Eliana Sepúlveda, tampoco se puede culpar de todo a los hombres.
—El afecto se aprende durante la infancia y es allí donde se empieza a construir la sexualidad. De más está decir que a la gran mayoría de la generación masculina adulta de este país no se le enseñó a expresar emociones —explica—. La capacidad de amar que requiere ser objeto de amor se aprende durante los primeros años de la vida y entonces se encuentra la prevención verdadera. Creo que es un trabajo largo, pero que hay que empezar a hacerlo. Si no, vamos a seguir quejándonos. El niño que aprende a ser objeto de amor desde que está en el vientre aprenderá a quererse a sí mismo y a entregar cariño en la adultez.